La gula es la excesiva ingesta de alimentos o bebidas.
A menudo la gula va más allá de comer demasiado, e indica el apetito insaciable de una persona que requiere cantidades excesivas de sustento.
Históricamente las interpretaciones teológicas de la gula la han considerado como uno de los peores pecados que indica la codicia inherente y el desprecio de la persona hacia otros, privilegiando la comida y la bebida.
En los tiempos modernos la gula se ha convertido sólo en sinónimo de comer y beber en exceso.
El resultado más evidente de comer demasiado es la obesidad, que se produce cuando una persona tiene ya una peligrosa cantidad de grasa almacenada en el cuerpo.
Otros signos de la gula de alimentos y bebidas incluye el comer solos
por sentir vergüenza, levantarse de madrugada para comer o beber, sentir culpa después de la ingesta, comer y beber hasta caer en una borrachera incontrolable, ocultar los hábitos alimenticios ante familiares y amigos, comer más rápido de lo normal y ser incapaz de controlarse ante la presencia de alimentos.
Los a menudo llamados glotones consumen muchas más calorías que las 2000 recomendadas diariamente, por lo que puede derivar en muchas enfermedades graves.
Convertirse en un glotón y el excesivo consumo de comida y alcohol están muy relacionados. Al consumir cinco o más bebidas alcohólicas en un grupo de hombres y cuatro o más bebidas entre las mujeres, se considera por lo general que ya no dejarán de beber hasta la embriaguez.
Además el beber hasta el hartazgo no se restringe solamente a bebidas alcohólicas, puede referirse también al excesivo ingreso de calorías por otras bebidas que tal vez presenten grandes riesgos para la salud, por ejemplo las llamadas bebidas energéticas.
El consumo excesivo de alcohol y comida tienen muchos síntomas corporales, que incluye aumento de peso, inflamación bajo los ojos, manos inestables, cambios de humor, letargo, depresión, baja autoestima, irritabilidad y trastornos del sueño.
Muchos de estos síntomas pueden ser sofocados deteniendo la gula, aunque los problemas de obesidad extrema pueden ser irreversibles, independientemente de si una persona pierde o no mucho peso. Ello sucede porque el aumento de peso podría causar alteraciones cardíacas permanentes, problemas de mantenimiento óptimo de azúcar en la sangre y fallo cardíaco o renal.
La forma más sencilla para ayudar a revertir la gula es entrenarse para empezar a comer con moderación. Esto es, habiendo tomado conciencia de la existencia del problema, comprometerse a comenzar en forma gradual un cambio en el estilo de vida. Elegir alimentos sanos, con el mínimo de refinamiento y lo más naturales posible.
Ciertas rutinas de ejercicios son una buena manera de perder peso, quemando calorías y manteniendo a la vez un saludable apetito.
Los medicamentos supresores del apetito también pueden ayudar a muchas personas a luchar contra el impulso de comer excesivamente.
En ciertos casos la cirugía intenta solucionar el problema reduciendo el tamaño del estómago, o colocando prótesis en su interior. Como resultado de dichas prácticas, al paciente ya no le será posible ingerir grandes cantidades de alimentos o bebidas.
También hay muchas clínicas de tratamiento de obesidad. Aplican tratamientos diversos de acuerdo al diagnóstico, que pueden ayudar a rehabilitar a los adictos a la comida y bebida, sea en forma ambulatoria o por internación del paciente.
De igual manera existen tratamientos integrales que abordan a la persona en su totalidad, su estilo de vida, sus emociones y su entorno social, constituyendo una gran ayuda para recuperar el equilibrio y la salud.